jueves, 25 de agosto de 2011

CUENTOS DE JAVIER....

Sin duda uno de los autores que más disfruto es el maestro Javier Villafañe, autor de muchas obras de Teatro de Títeres, cuentos y poesías: En nuestro paso por el teatro Tempo, no faltó oportunidad de que Eduardo Dimauro lo recordara, con anécdotas imperdibles de quien fuese su gran amigo. En la biblioteca del teatro (único centro de documentación de teatro de títeres en latinoamerica) nos encontramos con él, si !!! con Javier....... de allí en altas horas de la noche nos deleitamos con varios de sus cuentos.
Aquí algunos relatos extraidos de su libro "Javier Villafañe para adolescentes", (y es que en verdad, todos adolescemos)  Colección La Andariega, edit. Atuel.





 
 EL PINTOR DE PAJAROS

De tanto pintar pájaros salió volando por la ventana. Se sentó en la copa de un árbol y dibujó una escalera para que la mujer, los hijos y el perro subieran a visitarlo. Y volaba, todo el día volaba.
Una mañana escuchó una voz: "No cambie su sombra por el viento"...
Entonces bajó del árbol y con una pluma
del ala del sombrero abrió la puerta de su casa. Comió unas migas de pan y siguió pintando pájaros con un equilibrio perfecto, quizás por la experiencia adquirida en los últimos vuelos.



EL ARBOL

Abrió la puerta de calle y gritó:

!Mamá!! !Traigo un árbol!

La madre salió de la cocina y fue al encuentro del hijo.

Será un árbol- dijo mostrando un brote de paraiso-. Esta mañana fuimos al parque  con el maestro. Todos plantamos un  árbol. Yo traje uno para la casa. Lo plantaremos aquí, cerca de la ventana.

Se arrodilló y enterró el brote de paraiso.
Mientras lo regaba decía:
-Va a ser un árbol y nos dará sombra.

Al día siguiente cuando salía para la escuela volvió a regarlo. La madre lo
acompañó hasta la puerta. Al regresar
se detuvo frente al brote de paraiso. (Había un árbol. Ella lo esperaba a la sombra del árbol.
Alto, Macizo. Sus brazos no alcanzaban abrazarlo. Los sábados venían amigos.
Amanecían tomando vino y cantando. Seguía
escuchando su voz. La oía en el patio, en la cocina, entre las sábanas) Miraba el brote
 de paraiso. (será un árbol. Lo plantó su hijo. A
 su sombra lo esperaré todas las tardes. Un
 día llegará con una muchcha. Después, ella
y yo lo esperaremos a la sombra del árbol.)

-Crece. Le están saliendo hojas, mamá.

Una mañana no pudo ir a la escuela. Tenía
 fiebre.

- El arbol  no deja entrar el sol. Me ahoga.

La madre le secaba el sudor de la frente.

-El árbol me quita el aire. Hay que arrancarle
las ramas.

La madre tenía las manos del hijo entre
sus manos. Lo veía llegar con una muchacha.
Ella le mostraba el vientre. El nieto iba a ser
como el abuelo. Los mismos ojos. La misma
voz llamándola.

!Mamá! !Mámá! !El árbol!

La madre abrazó al hijo. Un árbol, un enorme árbol, había caído sobre la casa.

                                                                         

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