jueves, 23 de junio de 2011

CAPELLANIA

El agetreo diario implica caminar aceleradamente por veredas angostas soportando el humo de los carros, dialogar con personas (coordinaciones de cultura, C. Comerciales, directoras de escuelas, buseteros etc, etc)  a las cuales hay que enamorar del hecho cultural y la importancia en la transformación de hábitos y conductas de la ciudadania. Pero todo ello, que a esta altura del año ya resulta estresante, se olvida transitando estrechos caminos que se desvian de las rutas principales (para recordarles, están en su mayoria en terribles condiciones, luego de las fuertes lluvias de hace dos meses atrás).
Lo prometido no se hizo esperar y nuevamente gracias a la profesora Yulimar del NER 547, nos adentramos a la paz y armonia de la comunidad de los páramos, Capellania nos recibía  con enormes nubes grises y fuerte viento, niños jugando en el patio,  profesoras y profesores atentos y amables que inmediatamente nos condujeron al comedor, donde se realizaría  la actividad (Función y taller de sensibilización)
El aroma a café invitó a los sentidos a olvidar el viento frio que se colaba por ventanas antiguas, el biombo se armo solo, y de la mochila salieron uno a uno los títeres,atraidos por las deliciosas arepas gentilmente servidas sobre una de las mesas. Los niños comenzaron a entrar, uno de ellos, ayudante eficáz, acercó dos adoquines para el tambaleante teatrino. Preocupado y atento tomó asiento cerca del titiritero, mirando de reojo cada movimiento. Una gastada armónica atrajo las miradas sobre el viejo poncho negro y Babalú hizo su entrada como solo el sabe y le gusta, arrojando besos a las hermosas señoritas y bailando desenfrenado generando la risa de los más pequeños. El panadero y el diablo resolvieron el viejo dilema "......un pan para cada vecino!!!,ni uno menos ni uno más......."
 Así arribamos a la hora del taller, niños y niñas de quinto y sexto grande comenzaron a cortar,  pegar, pintar,  mientras de fondo sonaba un concierto de lluvia en el viejo techo del comedor. Rico, lindo y especial el momento. Me olvidé de todo, del humo ,los carros, de todo, menos de  ella. La sabia allí esperándome, hermosa, altiva, mi razón de vivir. Me marché con la tranquilidad de saberla a  mi lado.

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